La recuperación
LA RECUPERACION DE LOS ENVASES DE ACERO
Si no queremos dañar el medioambiente debemos procurar que nuestros residuos se recuperen y reciclen. Los envases de acero tienen una caracterísitica única, derivada del hierro de que están hechos: son magnéticos. Esta cualidad les diferencia por completo del resto de los materiales que se emplean para fabricar envases. Si colocamos un electroimán sobre el flujo de basuras podremos recuperar prácticamente todos los envases de hojalata. De una manera fácil y barata, sin necesidad de tener que seleccionarlos a mano de entre los demás residuos.
En todas aquellas ciudades que tienen plantas de tratamiento de RSU (Residuos Sólidos Urbanos, nuestra basura) para obtener compost (abono orgánico), estas instalaciones disponen de electroimanes que se encargan de separar automáticamente la fracción magnética y, por tanto, los envases de acero. Cuando existen estas instalaciones, las latas usadas se recuperan de la basura ordinaria sin clasificar.
En la incineración, los envases de acero no se queman: se recuperan para su reciclado. Existen en España varias plantas que incineran la basura doméstica para obtener energía y reducir el volumen de los residuos que acaban en los vertederos. Algunas de estas instalaciones cuentan con sistemas de separación magnética antes de la entrada en el horno, lo que permite recuperar una parte muy importante de los envases de acero. Y todas recuperan envases de acero después de la incineración. En dicho proceso se producen unas escorias donde únicamente permanecen los envases de acero: éstos no han sido fundidos porque el horno no alcanza las elevadas temperaturas de fusión del acero. Un electroimán separa de nuevo la fracción férrica de las escorias y estos residuos también son reciclados en las acerías.
LA RECOGIDA SELECTIVA
La recogida selectiva es un sistema implantado en España desde 1998. Consiste en separar en varias fracciones los residuos que producimos en los hogares para facilitar su recuperación y reciclado. Cada categoría tiene su propio recipiente: iglú verde para el vidrio, contenedor azul para el papel/cartón, contenedor amarillo para los envases metálicos, plásticos o compuestos… Como es lógico, los envases de acero se recuperan también aquí para su reciclado.
POR QUÉ HAY QUE RECICLAR
Los españoles generamos, por término medio, un total de 360 kilos de basura al año. Redondeando, cada uno de nosotros produce un kilo de basura al día. Este apreciable volumen está lejos de las cifras que ofrecen otros países que llegan a producir hasta 800 kilos de basura por habitante y año, pero lo importante no es producir más o menos residuos que otros, sino hacer todo lo posible para que la basura no acabe ahogando nuestro habitat. Hasta hace algunos años, prácticamente todos los residuos se depositaban en vertederos. Recientemente se empezó a cuestionar la validez medioambiental de esta práctica porque cada vez es más difícil disponer de terrenos para enterrar una cantidad de residuos tan grande y porque, además, se está desperdiciando una cantidad muy apreciable de recursos de gran valor.
VENTAJAS DEL RECICLADO DEL ACERO
Cuantos más envases de acero se recuperen, más cantidad se estará reciclando, porque la chatarra férrica es indispensable para el proceso metalúrgico. Tanto para la acería integral como para la acería eléctrica, la chatarra es una materia prima esencial. Por cada tonelada de acero usado que reciclamos, ahorramos una tonelada y media de mineral de hierro y unos 500 kilogramos del carbón que se emplea para hacer el coke. Si hablamos de energía, el ahorro es del 70% y en cuanto al agua el consumo se ve reducido en un 40%. El beneficio para el entorno es evidente. Todos debemos contribuir, como consumidores, al reciclado de los materiales que integran nuestra vida diaria y, muy en particular, el sector de los envases. Preservar las materias primas y mantener el equilibrio de la naturaleza es una obligación que tenemos que asumir para que las generaciones futuras también puedan disfrutar del entorno.
Todo lo que consumimos proviene de la naturaleza pero sus recursos no son ilimitados. Por eso un pequeño esfuerzo de cada uno representa mucho.
En el caso de la hojalata coinciden plenamente los intereses de la sociedad con los de la industria: la primera por razones medioambientales y la segunda porque necesita los residuos como materia indispensable para su proceso productivo.